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El Sagrado Corán

El Sagrado Corán

El Santo Corán es la Palabra sagrada de Al-lah transmitida al Santo Profeta Muhammad (la paz y bendiciones de Dios sean con él) por revelación divina a lo largo de un período de veintitrés años. Es la Sagrada Escritura del Islam que muestra el camino verdadero y perfecto hacia la salvación. Contiene un código completo de enseñanzas y leyes en concordancia con las necesidades de cada época y proporciona medios para el desarrollo moral y espiritual de toda la  humanidad, así como el remedio para sus males. El Santo Corán explica el verdadero objetivo de la existencia humana, que es adorar y servir a Al-lah, su Creador,  y obtener la proximidad a Él.


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El Santo Corán está dividido en capítulos y versículos. Tiene ciento catorce capítulos. El capítulo se llama “sura” y cada uno de ellos posee un nombre específico y un número variable de versículos. Los versículos se llaman “ayah”. El Santo Corán se ha dividido en treinta partes para que su lectura pueda ser completado en un mes de Ramadán.

Introducción al Sagrado Corán

El Santo Corán es la escritura sagrada de los musulmanes. Fue revelado por Dios, palabra por palabra, a Su siervo el Santo Profeta Muhammad, la paz sea con él, en Arabia, hace aproximadamente 1.400 años.

El proceso de revelación, que comenzó en el año 610 D.C., cuando el Profeta del Islam contaba alrededor de 40 años, se extendió a lo largo de un período de 23 años. A pesar de que el grado de alfabetización era muy bajo en la Arabia de aquella época, el Santo Corán se comenzó a escribir desde su primer momento, y se emplearon varios escribas en tiempos diferentes para esta labor sagrada. Los más destacados de entre ellos fueron:

Abu Bakr, Ali, Zaid bin Thabit y Zubair ibn al‑Awwam (Dios esté contento con todos ellos).

Además de esto, un gran número de compañeros del Santo Profeta, la paz sea con él, memorizaron el Santo Corán a medida que era revelado. El hecho de memorizar grandes obras literarias no era nada nuevo para los árabes. Estos se sentían orgullosos de su excepcional memoria retentiva y eran considerados incomparables en este campo. Se sabe que algunos de ellos habían memorizado más de 100.000 versos de varios poetas árabes. Por lo tanto, se mantuvo de principio a fin, un sistema dual de preservación del Santo Corán, que hizo que la escritura del Santo Libro permaneciera intacta e inalterada. A pesar de que se han hecho diversas tentativas para probar lo contrario por parte de eruditos occidentales, tales tentativas han fracasado. Tras aplicar las medidas críticas más estrictas, estos especialistas hubieron de admitir, finalmente, que el Santo Corán, tal como lo encon­tramos hoy, es exactamente el mismo que fue entregado por el Santo Profeta Muhammad, la paz sea con él, a sus compañeros, como revelación de Dios:

Así, Sir William Muir, en su libro “Life of Mahomet”, Londres 1912, vol. 1, PP. XXII‑XXIII, escribe:

“Facciones diversas y enfrentadas surgidas tras el asesinato del mismo Othman alrededor de un cuarto de siglo de la muerte de Muhammad han estado presentes desde entonces en el mundo musulmán, Sin embargo, un sólo Corán ha existido entre ellos, y el uso consensuado por todos ellos, en todas las épocas y hasta la actualidad, de la misma Escritura, es una prueba irrefutable de que tenemos ante nosotros el mismo texto preparado por orden del desafortunado Califa. No existe probablemente en el mundo ningún otro libro que haya permanecido doce siglos en un texto tan puro.”

E.M. Wherry, en su “A Comprehensive commentary of the Qur’an”, Londres 1896, p. 349, vol. 1, escribe:

“El texto del Corán es el más puro de todas las obras de antigüedad semejante. “

Lane Poole escribe en su “Selections from the Kuran”, Turnber, Londres 1879, Introducción, pág. c:

“Constituye un inmenso mérito para el Corán el hecho de que no existe duda respecto a su autenticidad… Cada palabra que leemos ahora lo hacemos con la plena confianza de que ha permanecido inalterada desde hace casi mil trescientos años.”

Bosworth Smith escribe en su libro “Mohammad and Mohammedanism, Londres, 1874, pág. 22:

“Tenemos en el Corán, fuera de toda duda razonable, las palabras exactas de Muhammad, sin sustracción y sin adición.”

Y, finalmente, el Profesor T. W. Arnold, escribe en su “Islamic Faith Londres, p. 9:

“El texto de esta recensión corresponde sustancialmente a las auténticas afirmaciones del mismo Muhammad.”

Aunque no es posible discutir con detalle  todos los rasgos distintivos de este libro milagroso, consideramos interesante resaltar algunos de sus aspectos más notables para beneficio de aquellos lectores que poseen escaso conocimiento del Islam.

El Santo Corán no se dirige sólo a los árabes, sino también a la humanidad entera, y declara que el Santo Profeta Muhammad, la paz sea con él, es un profeta para toda la humanidad.

Declara ser la última palabra de la Ley divina, un libro completo para la guía de la humanidad.

Es el único Libro divino que reconoce que el fenómeno del profetazgo es un fenómeno universal, y declara repetidamente que gentes pertenecientes a diversas razas y países del mundo han sido receptores de la revelación divina en un momento u otro de la historia de la humanidad. Dice así el Santo Corán:

“No hay pueblo al que no se haya enviado un Amonestador” (35:25)

“Y elevamos de entre cada pueblo un Mensajero con la enseñanza: Adorar a Al-lah y evitad al Malvado” (16:37).

De esta forma, rechaza la afirmación de que el fenómeno del profetazgo haya quedado limitado a la línea de profetas mencionada en el Antiguo y Nuevo Testamento. El Santo Corán introduce, pues, el concepto de un Dios universal que es Justo, Benevolo y Beneficiente, igual en Su trato hacia todas Sus criaturas, sean de cualquier raza o nacionalidad.

Se hace el máximo hincapié en este Libro sobre la Unidad de Dios, que no es divisible ni multiplicable. Sólo existe una relación reconocida por el Santo Corán entre Dios y todas las demás formas de existencia, que es la relación del Creador con su criatura. Nadie comparte Su gloria en forma alguna. El Santo Corán rechaza categóricamente el concepto de la Trinidad y del “hijo de Dios”. Dios no posee esposa ni descendencia:

 Di: “Al-lah es el Unico
 Al-lah, el Independiente e implorado por todos
 “No engendra ni es engendrado”
“Y no hay nadie igual a El” (112:2-5).

El Santo Corán menciona seis creencias fundamentales: la creencia en Dios, en los ángeles, en los Libros, en los profetas, en el Día de la Resurrección y Juicio, y en el Decreto de Dios que lo abarca todo.

El Santo Corán rechaza la doctrina del pecado heredado y afirma que cada individuo nace limpio, sin mancha espiritual. Dios no es sólo Justo sino extremadamente Misericordioso, Perdonador y Benevolente. Es el Dueño de todas las cosas y Quien puede perdonar el pecado si así lo desea, y cuando lo desea. El pecador puede verse limpio de sus pecados a través de sus propias lágrimas de arrepentimiento si Dios acepta tal arrepentimiento.

La redención, según el Santo Corán, radica en el momento en que cada hombre resuelve arrepentirse y reformarse y volver con toda sinceridad a su Creador. Tal resolución, si es aceptada por Dios, otorga un nuevo nacimiento espiritual a cada ser humano sin tener en cuenta los pecados que pudo haber cometido en el pasado.

El status de Jesucristo, la paz sea con él, según el Santo Corán, es el de un profeta muy estimado y de posición elevada. El Santo Corán rechaza la idea de que Jesucristo fuera el hijo de Dios en su sentido literal, y que muriera en la cruz por la redención de la humanidad. El Santo Corán refuta categóricamente las afirmaciones cristiana y judía de que Jesús, la paz sea con él, muriera por crucifixión. Según el Santo Corán, sus enemigos fracasaron en su intento de matarlo por crucifixión. Cuando su cuerpo fue descendido de la cruz se encontraba sólo en un estado de inconsciencia que asemejaba a la muerte, lo que dio lugar a toda la conjetura y confusión respecto a su alegada muerte en la cruz (ver nota). El Santo Corán confirma el nacimiento virgen de Jesús y exonera a María de todas las acusaciones que la representan como mujer de virtud cuestionable.

De entre todas las escrituras religiosas, el Santo Corán es único en su actitud respecto a las demás religiones. No sólo reconoce a los Profetas bíblicos, sino que además ordena a los musulmanes creer en todos los demás profetas, dondequiera que hayan aparecido, como artículo fundamental de su fe.

El mensaje fundamental de todas las religiones, según el Santo Corán, fue originalmente el mismo, es decir: creer en un Dios Único, adorarLe con total sinceridad y gastar en causas buenas para buscar Su agrado.

Sin embargo, con estos principios, las enseñanzas morales y sociales pueden variar para ajustarse a las diferentes condiciones y requerimientos de tiempos distintos en lugares distintos del mundo. Debe señalarse, no obstante, que aunque la Torah y los Evangelios, al igual que muchos otros libros, son reconocidos como revelaciones de Dios por parte del Santo Corán; sin embargo, se declara, que no han permanecido totalmente intactos. Con el paso del tiempo, desgraciadamente, estos Libros divinos han sufrido interpolaciones y corrupción por parte del hombre. Así, numerosas discrepancias y contradicciones que hoy encontramos en los restos de estos Libros de origen divino, son explicados por el Santo Corán como resultado del fenómeno de la interpolación y la corrupción.

El último propósito de la creación del hombre es la adoración a Dios. En las enseñanzas coránicas esto no sólo significa inclinarse y postrarse ante El, sino también esforzarse en adquirir Sus atributos de forma que el hombre se convierta en un verdadero vicerregente de Dios en la tierra, y manifieste Su luz y bondad.

El hombre es Su principal creación en el universo y ocupa una posición de dignidad y honor sobre todas las cosas creadas. Si bien como tal mantiene una posición superior en relación con el resto de la creación, el Santo Corán rechaza categóricamente la idea de superioridad social entre hombre y hombre. A los ojos del Creador sólo será considerado superior en grado y dignidad quien aventaje a otros en virtud y justicia.

Las enseñanzas del Santo Corán abarcan todas las esferas de interés y actividades humanas como un sistema completo religioso, social, económico y moral que puede ser aplicado universalmente. Declara que ningún sistema, por bueno que sea, puede funcionar sin adherirse estrictamente a los valores morales absolutos.

El Santo Corán describe claramente los derechos y deberes de los distintos individuos y sectores de la sociedad, dando lugar a una perfecta armonía en el orden social y eliminando las fuentes de fricción entre los hombres. Así, suprime el concepto de lucha de clase y toda forma de explotación del hombre por el hombre.

El Santo Corán posee la distinción entre todos los Libros divinos de haber establecido los derechos de la mujer y de haberla otorgado un status honorable de elevado respeto en la sociedad humana. Asimismo, el Santo Corán es el único Libro divino que ha establecido claramente una serie de leyes relativas a la herencia que salvaguardan los derechos de la mujer en la misma.

La libertad de conciencia es otra característica importante de las enseñanzas coránicas. Se ofrece al hombre por parte de Dios la libre elección de creer o rehusar hacerlo y no se permite a nadie ejercer la coacción en la religión. En asuntos de fe, el hombre ha de dar cuenta directamente a Dios. Ninguna ideología puede imponérsele por la fuerza, ni puede ser forzado a abandonar lo que cree. La persuasión y el razonamiento son los únicos medios permisibles para intentar lograr un cambio en el pensamiento humano.

“No ha de existir coacción en la religión” (2:257)

-Para que perecieran quienes ya hayan perecido con un Signo claro, y sobrevivieran quienes ya sobrevivieron gracias a un Signo claro- (8:43).

El Santo Corán enseña que el alma humana adquiere una nueva forma de existencia después de la muerte. La suerte y destino de la propia alma están determinados por los actos y conducta de cada uno. Las obras buenas o malas de cada individuo deciden el resultado de su vida futura después de la muerte.

El Santo Corán afirma que el Islam es el mensaje de Luz que, tras una larga lucha, vencerá finalmente a la Oscuridad. Existe en el Santo Corán la profecía de que en los últimos días el Islam prevalecerá sobre todas las demás creencias e ideologías, realizando así el anhelado objetivo de una religión universal para toda la humanidad. Esta victoria final del Islam, según las profecías del Santo Profeta, habría de ser conseguida mediante la lógica, la razón y la persuasión, a través de un siervo del Santo Profeta Muhammad, la paz sea con él, llamado Mahdi y Mesías. A finales del siglo pasado, según la creencia musulmana ahmadía, y en cumplimiento de esta profecía, Hazrat Mirza Ghulam Ahmad, de Qadián (India), fue designado por Dios como el Reformador Prometido de esta era, con los títulos de Mahdi y Mesías. El fundó un movimiento en 1889 al que denominó Movimiento Ahmadía del Islam. Desde su creación, este Movimiento ha emprendido la tarea de difundir el mensaje del Islam a través de medios pacíficos, con persuasión y mediante el razonamiento, así como con el servicio desinteresado a los seres humanos de diferentes partes del mundo. 

Esta traducción del Santo Libro al español es otro paso importante dado por la comunidad en el mismo noble sentido. Que Dios lo bendiga con el éxito.

Imagen: cortesía de Mohmed AlthaniLicencia Creative Commons

 

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