RESUMEN DEL SERMÓN DEL VIERNES
Por el Jefe de la Comunidad Ahmadía del Islam 12 de Agosto, 2005
EL EJEMPLO DE SENCILLEZ DEL SANTO PROFETA (P.B.D.)
Hazur habló en su sermón del la sencillez y austeridad del Santo Profeta (p.b.D.) que nos enseñó tanto a través de su enseñanza como de su práctica. Dijo que su sencillez y austeridad eran de tal índole, que Dios dijo al respecto que estaba libre de cualquier artificio, y que, aunque empleaba los dones otorgados por Dios al mundo, éstos no constituían su objetivo primario, pues su único propósito en la vida era la cercanía y el amor a Dios.
Dijo que aunque los bienes materiales producen bienestar y beneficio, es preciso adoptar la sencillez y austeridad para obtener el agrado y cercanía a Dios, como dice este versículo:
“ Y no dirijas tus ojos tras lo que hemos concedido a algunas clases de ellos para que disfruten durante breve plazo –el esplendor del mundo presente- para que te probemos con ello. Pues la merced de Tu Señor es mejor y más duradera ”. (20:132).
Este versículo significa que las cosas materiales que Dios ha creado son una merced, pero que de no utilizarse correctamente, pueden convertirse en una maldición.
Hazur prosiguió diciendo: “Dios envió al Santo Profeta (p.b.D.) como último profeta portador de Ley. Este gran honor concedido no lo exhibió con pompa y fausto, sino con sencillez y contento, pues era el mejor conocedor de los mandamientos de Dios y de la enseñanza que le fue revelada y, según órdenes divinas, estaba destinado a establecer el más alto estándar de esta enseñanza, para ejemplo de su Ummah. A este respecto, dice el Santo Corán:
“ La vida de este mundo no es sino un pasatiempo y un juego, y el Hogar del Más Allá es en verdad la Vida. ¡Si lo supieran! ” (29:65).
Queriendo significar que los bienes materiales pueden ser utilizados siempre que no se conviertan en objetivo primario, y que los mandamientos divinos son preferibles al bienestar mundanal..
Es esta la enseñanza que reflejó en su vida este Profeta cuyo grado de rectitud era insuperable, y que aplicó en cada aspecto de su vida cotidiana. En su vida diaria, enseñó a su familia a vivir con sencillez, no permitiendo que sus amados nietos tuvieran la impresión de ser nietos de una persona tan venerada. Decía a sus seguidores que no le ensalzaran de forma exagerada, pues decía que Dios le hizo en primer lugar hombre y después profeta. También dijo que no se exagerara respecto a su persona, como los cristianos hicieron con Jesús, hijo de María, pues sólo era un hombre de Dios y Profeta Suyo.
Al Santo Profeta (p.b.D.) no le gustaba el trato preferente y su sencillez le hacía irreconocible ante los extraños, como ocurrió en el momento de su emigración a Medina, que fue confundido con Hazrat Abu Bakr por los habitantes de Medina que no le conocían. También participaba en trabajos conjuntos. En una ocasión, mientras se hallaba de viaje con unos compañeros, se ocupó de traer leña del bosque para los preparativos de la comida, diciendo que a Dios no le agradaba la distinción. En la guerra de Ahzab trabajó como un soldado, cavando trincheras.
También aconsejó a su familia llevar una vida sencilla. Concretamente, dijo a su hija Fátima, que requirió la ayuda de un sirviente por tener las manos lastimadas por moler harina, que recitara 33 veces Subhanal-lah , 33 veces, Alhamdolil-lah , y 34 veces Al-laho-akbar . Dijo que esto era prefe- rible a un sirviente, estableciendo así el ejemplo de sencillez en su propio hogar.
Su austeridad era tan notable, que la dote de su hija consistió en una sábana de seda, un colchón de piel, un molinillo, un recipiente para agua y dos jarrones de barro. El Mesías Prometido des- cribe así el ambiente sencillo del interior del hogar del Santo Profeta (p.b.D.):
“ Hazrat Umar fue a visitarle. El Santo Profeta (p.b.D.) se hallaba recostado en una alfombra de hojas de palmera. Vio que su casa estaba vacía. No tenía ningún tipo de decoración, salvo una espada que colgaba de la pared y una alfombra, que había dejado marcas en su espalda. Al verle, Umar rompió a llorar y dijo: “El Cesar disfruta de todo tipo de bienestar mientras que tú, que eres Profeta de Dios y Rey de la Humanidad, vives en condiciones tan precarias”.
El Santo Profeta (p.b.D.) dijo:
“¿Qué relación tengo yo con este mundo? Soy como el viajero que viaja en un camello por un desierto hacia su destino y se detiene a descansar bajo la sombra de un árbol, y cuando su sudor se ha secado, vuelve a emprender su viaje ”.
En otra ocasión, Aisha colocó una sábana doblada debajo de su esterilla. Aquél día no pudo le- vantarse para la oración de Tahayyud (oración de medianoche). Al enterarse, dijo que la retirara pues le había impedido levantarse para rezar. En otra ocasión, rechazó un traje elegante que reci- bió como regalo alegando que desviaba su atención hacia Dios.
El Santo Profeta (p.b.D.) sentía un inmenso amor y predilección por los pobres y menos afortuna- dos. Nunca rechazaba ninguna invitación a comer por parte de ellos y siempre aceptaba gustoso sus regalos. Solía rezar: “ Dios, hazme vivir una vida de pobreza y hazme morir en la pobreza, y en el Día del Juicio levántame entre los pobres ”. Aclarando el significado de esta oración, dijo a Hazrat Aisha: “ Los pobres entrarán en el Paraíso 40 años antes que los ricos. Por eso, no alejes a los pobres, aunque tengas que ofrecerles un pedazo de dátil, y ámales y cuídales, y Dios, como recompensa, te otorgará Su proximidad .”
El Santo Profeta (p.b.D.) solía recordar mucho a Al-lah y evitar las banalidades. Por lo general, sus oraciones eran extensas y sus sermones, breves. No era arrogante y se apresuraba a cubrir las necesidades de los pobres. Refiriéndose a éstos, dijo: “¿ Queréis que os hable del Paraíso? Si una persona que es considerada débil jura en el nombre de Dios, Dios escucha su juramento ”. Des- pués dijo: “¿Queréis que os informe sobre los moradores del Infierno?” Dijo: “El soberbio y el arrogante son los morador del Infierno ”.
El Mesías Prometido dice que Dios está cerca de los pobres, y por ello los mensajeros han perma- necido pobres. Por lo tanto, las naciones ricas no deben burlarse de las naciones menos afortuna- das, ni la gente debe jactarse de su linaje. Dice que Dios no preguntará por el estirpe de sus cria- turas, sino por sus obras. Por ello el Santo Profeta (p.b.D.) dijo a su hija que de obrar mal, Dios no le perdonaría por ser hija de un Profeta.
Su dieta era muy simple. A veces, no se encendía fuego en su hogar durante un período de hasta dos meses. Por lo general, se alimentaba de dátiles y agua, y de la leche que recibían como obse- quio. El Santo Profeta (p.b.D.) nunca comió pan de harina tamizada. Tampoco comía formalmen- te en una mesa, sino en un mantel tendido en el suelo.
A pesar de ser rey de una nación, resolvía los asuntos nacionales en la mezquita, o en cualquier lugar, mientras viajaba. En una ocasión, dijo a un hombre comenzó a temblar en su presencia: “ Cálmate. No soy un rey, sino hijo de una mujer que comía carne disecada ”. Refiriéndose a este
Hadiz, el Mesías Prometido dijo: “ El arrogante desea sentarse en el trono divino. Debéis buscar refugio en Dios y adoptar siempre la humildad, pues Dios ama a los humildes. Aunque el Santo Profeta (p.b.D.) obtuvo un éxito sin paralelo en la historia, su humildad era pareja a las victorias que Dios le otorgaba. Su estilo de vida era tan simple, y su entorno tan informal, que cualquier persona podía visitarle y solicitarle ayuda .”
Una autora occidental, Karen Amstrong, escribió: “ El Santo Profeta (p.b.D.) siempre adoptó la sencillez, y siguió el mismo patrón cuando se convirtió en el rey más poderoso de Arabia. Sentía aversión por el bienestar mundanal. Por lo general, no había nada de alimento en su casa. Sólo poseía un par de vestimentas al mismo tiempo y se negaba a vestir con elegancia en ocasiones especiales. Siempre que recibía riquezas, las distribuía entre los pobres. Y, como Jesús, decía a los musulmanes que los pobres entrarán en el Paraíso antes que los ricos ”.
Que Dios nos ayude a quienes reclamamos pertenecer a la Ummah de este Profeta (p.b.D.) a se- guir su ejemplo y a adoptar la sencillez y humildad. Todos los hadices contienen un mensaje. De- bemos intentar seguir su ejemplo y no limitarnos a escucharlos.”