Muhammad en la Biblia
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El Propósito Divino
“Aquellos que siguen al Apóstol, el Profeta Inmaculado que hallarán mencionado en su propia Torah y el Evangelio.” (Corán 7:158)
El propósito Divino fue siempre que antes que el advenimiento de un profeta, Dios mismo predice lo venidero a la humanidad para que se prepare para la aceptación de la verdad cuando ésta llegue. Desgraciadamente, la tendencia de los distintos grupos de¡ género humano ha sido considerar lo que se les otorgó perfecto para la eternidad, y así, proclamar que no era necesaria mas dispensación. Este no fue el plan ni el propósito Divino, hasta que la verdad completa no fuese revelada. Estudiando las tradiciones, se observa que no solo apoyan al nuevo guía en su reivindicación de liderazgo, sino que también se acrecienta la fe sobre las profecías que viene a cumplir.
No hay duda de que hay muchas profecías que citan el advenimiento del Santo Profeta (lpD) tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Sin embargo, en los versículos coránicos anteriormente citados, la Torah y los Evangelios son especialmente referenciados. La razón es que Moisés y Jesús fueron las figuras más eminentes de entre todos los profetas israelitas.
¿Por qué se cita la Biblia?
Antes de nada, una aclaración que puede disipar malentendidos sobre lo que se va a comentar. Nosotros los musulmanes ofendemos a los misioneros cristianos citando al Corán en apoyo a sus aseveraciones, a pesar de que hemos basado las partes relevantes de nuestros argumentos en las Escrituras cristianas. En el fondo, la realidad de esta aparente paradoja es, que dado que los cristianos consideran el origen del Sagrado Corán como no Sagrado y consideran al Profeta Muhammad (lpD) como un mero pretendiente, nosotros los musulmanes consideramos el origen de la Biblia sagrado, y su mediador como un hombre verdadero. En confirmación con lo expuesto, se cita un versículo del Sagrado Corán:
“Decidles creemos en Dios, en lo que nos ha sido revelado y en lo que fue revelado a Abraham, a Ismael, a Isaac, a Jacob y a sus hijos, y en lo que fue concedido a Moisés y a Jesús, y en lo que fue dado a los demás profetas por su Señor, no hacemos distinción entre ninguno de ellos y seguiremos consagrados a Él.” (Corán, 2:137)
Naturalmente, los musulmanes consideramos las Escrituras cristianas interpoladas, pero esta interpretación no implica que se conserven verdades originales.
Unidad de religiones
El principio de que el Profeta Muhammad (lpD) atestigua sobre la verdad de todas las revelaciones previas, otorga un fundamento sólido para la armonía entre las distintas religiones del mundo, así como para la unidad de la raza humana. Además, el hecho de que todos los profetas anteriores testificaran sobre la veracidad del Santo Profeta Mohammad (lpD), constituye un testimonio aún más sólido sobre la veracidad del Islam y la unidad de las religiones. Profetas que vivieron cientos de años antes y en lugares distantes de Arabia, predijeron el advenimiento del gran Profeta del Islam. De hecho, aquellos profetas podrían haber indicado a los judíos y a los cristianos que se establecieran en Arabia, ya que la tierra del Profeta Prometido estaba descríta normalmente en sus Escrituras.
Profeta semejante a Moisés
Una profecía anunciando el advenimiento del Santo Profeta Muhammad (lpD) se cita en las palabras de Moisés:
“Yo les suscitaré de en medio de sus hermanos un profeta semejante a ti, yo pondré mis palabras en su boca y él les dirá cuanto yo les mande. Si alguno no escucha las palabras que él dirá en mi nombre, yo mismo le pediré cuentas a ese hombre.” (Deuteronomío, 18:18-19).
El profeta mencionado en esta profecía no fue Jesucristo ni ningún profeta prometido aquí citado. Leemos en los Evangelios de Juan que en la época de Jesús, los judíos esperaban el advenimiento de tres profetas. En primer lugar, a Elías. En segundo a Cristo, y en tercer lugar un profeta con tal renombre universal, que no se dieron más detalles. ‘Este Profeta era suficiente expresión para indicar a quién se aludía’ (Juan, 1:19-21). Esta fue la herencia de la profecía de Moisés que aludía a un profeta semejante a él que transmitió a los judíos. Jesús reclamó ser el Cristo y consideró a Juan Bautista como Elías. (Mateo 11:14,17:10-13) Más tarde, profetizó su segunda venida en los últimos días, cuando la verdadera fe desaparecería de la Tierra. (Lucas, 18:8)
Pedro describe la época de ‘este Profeta’ diciendo:
“Para cuando lleguen los tiempos de refrigerio de palie del Señor y envíe al Cristo destinado para vosotros, al que el cielo debe guardar hasta los tiempos de la restauración universal, de que habló Jesús por boca de sus profetas desde muy antiguo. Moisés, en efecto, dijo. ‘El Señor, Dios vuestro, os suscitará de entre vuestros hermanos un profeta semejante a mí, le escucharéis en todo lo que os diga.” (Hecho de los Apóstoles 3:20-22)
Evidentemente, estas palabras de Pedro presuponen que el advenimiento de ‘este Profeta’ tendría lugar en la segunda venida de Jesucristo.
Jesús indicó en la parábola de los viñadores que tras él vendría el señor de la viña y añadió:
“Pues bien, os digo que se os quitará el reino de Dios para dárselo a un pueblo que produzca sus frutos.” (Mateo, 21:43)
Así pues, Jesús dejó claro que el Profeta que iba a venir después de él, no sería de la rama israelita, es decir, sino de sus hermanos los ismaelitas.
Esta profecía ha sido incuestionable, y de la forma más hermosa se ha cumplido en la persona de Muhammad (lpD), el Sagrado Fundador del Islam, ya que vino entre los descendientes de Ismael, los hermanos de los hijos de Israel. De esta forma, la promesa de Dios respecto a Ismael fue cumplida:
“En cuanto a Ismael, también le he escuchado. He aquí que yo te bendigo: te haré fecundo y le multiplicaré grandemente. Engendrará doce príncipes y llegará a ser un gran pueblo.” (Génesis, 17:20)
En segundo lugar, era el profeta que vino con una nueva ley, la ley del Sagrado Corazón. Ninguno de los profetas israelitas, incluyendo a Jesús de Nazaret, con excepción hecha de Moisés, trajo una nueva a Moisés. Por otra parte, se ha escrito expresamente en el Sagrado Corán acerca de Muhammad (lpD), que era el profeta semejante a Moisés:
“Por cierto que os hemos enviado a un Apóstol por testigo contra vosotros, tal como enviamos un Apóstol a Faraón.” (Corán, 73:16)
De nuevo, se llama la atención de los judíos sobre la profecía en el Deuteronomio 18:18, con estas palabras:
“Un testigo de entre los israelitas ha dado testimonio de que alguien semejante a él.” (Corán, 46:11)
La tercera prueba es que Muhammad (lpD) nada dijo por su propia boca, como estaba escrito en la profecía. Era simplemente el portavoz de Dios:
“No habla por capricho. No es sino inspiración que le fue revelada.” (Corán, 53:4-5)
La cuarta prueba del cumplimiento de la profecía el la persona de Muhammad (lpD) es que todo lo que él pronunciaba, lo hacía en el nombre de Dios, como claramente estaba indicado en la profecía. En el Sagrado Corán, todos los capítulos comienzan con las palabras: ‘En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso.’
Dios se manifiesta en el Monte Paran
Hay una profecía muy importante que dice:
“Dijo. Yavé vino del Sinaí, salió para ellos de Seir, resplandeció desde la montaña de Parán y vino con diez mil santos. En su mano derecha traía una ardiente ley para ellos.” (Deuteronomio 33:2)
Viniendo de Sinaí se refiere a la aparición de Moisés, y saliendo de Seir alude a Jesús. El profeta que resplandeció del monte Parán no podía ser otro que el Santo Profeta de Arabia, donde los hijos de Ismael, los antecesores de Muhammad (Ipl» de establecieron tiempo atrás. El nombre arábigo de Parán es Farán. Jacut s Geographisches Wörterbuch (F. Wenstfield, Leipzig, 1862, Vol. III, p.384) comenta que Farán es un nombre de la Mecca. La palabra Farán parece ser la palabra arábiga Farran, que significa dos refugiados. Según parece, el lugar tomó nombre por Hagar e Ismael, que allí llegaron como refugiados. El Dr. A. Benishio denomina en su traducción del Pentateuco ‘el desierto de Parán’).
Lo que apunta sin ningún tipo de error sobre la identidad de Mohammad (lpD) es que ‘vino con diez mil santos y en su mano traía una ardiente ley para ellos.’ En el momento de la conquista de la Meca, diez mil hombres sagrados le siguieron a sus pies y él fue el portador de la Ley del Corán. Con ello, la profecía se cumplió maravillosamente en la persona del Santo Profeta Mohammad (lpD).
Arabia es la tierra de este prometido
Una tercera profecía es:
“Oráculo sobre Arabia. Entre las malas de la estepa pernoctáis, caravanas de Dedán. Id al encuentro del sediento a llevarle agua, habitantes del país de Temá, para darle pan, salid al encuentro del fugitivo. Pues de las espadas van huyendo, de las espadas afiladas, de los arcos entresados, del encarnizamiento del combate. Si, así me ha hablado el Señor. ‘Dentro de un año – un año como el del jornalero – habrá desaparecido todo el esplendor de Cedar, y lo que quede del número de los valientes arqueros de Cedar no será casi nada, porque Yavé, Dios de Israel, ha hablado.’” (Isafas, 21:13-17)
Lo primero que hay que tener en mente en relación a ésta profecía es que Arabia es su escenario. Este es el hecho más significativo. Muhammad (lpD) apareció en Arabia. En segundo lugar, la profecía habla ‘del que huyó’. La huida de Muhammad (lpD) es un acontecimiento trascendental en la historia del mundo. Es tras esta huida cuando comienza el calendario musulmán. En tercer lugar, ‘de las espadas van huyendo’ prueba concluyente del cumplimento de la profecía del Profeta de Arabia. Muhammad (lpD) huyó de la Meca cuando su casa fue rodeada por sus mortales enemigos que allí permanecían en pie, espadas en mano, sedientos de su sangre. En cuarto lugar, otro claro e importante testimonio del cumplimiento de la profecía en Muhammad (lpD) es ‘dentro de un año habrá desaparecido todo el esplendor de Cedar, y lo que quede del número de sus valientes arqueros no será casi nada’. Esto se cumplió en la batalla de Badr, que ocurrió un año después de la huida de Muhammad (lpD), y en dicha batalla, los coreishitas de la Meca (Ceres) sufrieron una aplastante derrota; la mayoría de sus grandes hombres perecieron. El Reverendo C. Foster sitúa Cedar en Hecljaz y lo identifica con Couresh (ver Geografía Histórica de Arabia de Rev. C. Foster, pp. 244-265)
El nombre de Muhammad está mencionado en la Biblia
Existe una importante profecía en el Cantar de lo Cantares (5:16) y en Salomón (91:7). En esta profecía se habla del querido de Dios. Uno de los títulos de Santo Profeta (lpD) es ‘Habibullah’, el amigo o el querido de Dios. Por otra parte, se cita: ‘Mi amado es fresco y rubicundo.’ Esta era exactamente la descripción de Muhammad (IplD) y cualquier Biografía suya da testimonio de ello. En tercer lugar, ‘el jefe entre diez mil’, alude al Santo Profeta (lpD), porque, como ya hemos expuesto, encabezaba a sus diez mil seguidores en el momento de la conquista de la Meca. El cuarto punto y el más notable de esta profecía es el nombre de Muhammad (IplD) el versículo 16. La Biblia Española así dice: ‘Así, todo en él es delicia.’ En la Biblia Hebrea, la palabra empleada es ‘Mohammadim’ (ver la Biblia Hebrea impresa para la sociedad Bíblica Británica y Extranjera por Trwitz & Sons, Berlín, p. 1159).
En las páginas anteriores se han citado algunas de las profecías de la Biblia del Antiguo Testamento que predicen el advenimiento de un profeta universal, que claramente se cumplió en la persona del Santo Profeta de Arabia (lpD). Sin embargo, como nuestro Libro Divino, el Corán, también hace hincapié en que hay profecías en los Evangelios acerca de este gran bienhechor de humanidad y, por otra parte, como mis hermanos cristianos consideran más al Nuevo que al Antiguo testamento, se tratará en otro escrito otra gran profecía respecto al advenimiento de un ‘Consolador Prometido’ citada en él.